Este honor recae en Lin Yih-Chih de Taiwan, que mide 67,5 cm. Desafortunadamente, la altura de Yih-Chih es resultado de una osteogénesis imperfecta, una enfermedad genética paralizante caracterizada por la fragilidad congénita de los huesos que lo condena a una silla de ruedas y le impide estar de pie o tumbado.